martes, 3 de junio de 2008

Un reflejo del interior

Un texto que me ha llamado la atención, sacado de mi libro de Lengua. La reflexión posterior es mía.

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Conocerse a sí mismo. Conocer el carácter, la inteligencia, las opiniones y las inclinaciones. No se puede ser dueño de sí, si primero no se conoce uno mismo. Hay espejos para la cara, pero no para el espíritu; este espejo debe serlo la prudente reflexión sobre uno mismo. Cuando uno se despreocupe de su imagen exterior, debe conservar la interior para enmendarla y mejorarla. Tiene que conocer las fuerzas de su prudencia y perspicacia para emprender proyectos, comprobar su tesón para vencer el riesgo, tener medido su fondo y su capacidad para todo.

Baltasar GRACIÁN, El arte de la prudencia

Sí, todo el mundo debería mirarse a menudo al espejo del alma y preguntarse en voz alta ¿cómo soy?. Pero si la gente no lo hace, ¿no será que no es tan fácil? El paro se llenaría de psicólogos frustrados si esa tarea de autoconocimiento fuera tan sencilla.

La consecuencia de ese "conocerse a uno mismo" es (o debería ser) la búsqueda de la respuesta a otra/s pregunta/s: ¿Por qué? ¿Por qué soy? ¿Por qué actúo así? ¿Por qué...?

Pero los porqués nos dan miedo. Por eso nadie se pregunta nada, y si lo hacen no insisten demasiado.

Inconscientemente sabemos que quien busca y rebusca puede terminar encontrando sus propios huesos.

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¿Quien soy yo?

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Estudiante de Filología a la que le gustaría ser novelista y que hace años se autonombraba "joven escritora" pero que ahora ve que lo de joven pasará pronto y lo de escritora aún no ha llegado. Para saber más, visitad "Mi página web". (Facebook)